Frente a la Tragedia

La gran mayoría de los docentes se han preparado con webinar ́ s, talleres y cursos de capacitación ¿y los estudiantes?

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Hechos 27:14

Pero no mucho después, desde tierra comenzó a soplar un viento huracanado que se llama Euroclidón

Conforme han pasado los días, he tratado de buscar un símil que logre describir la magnitud del escándalo que se desbordó en redes sociales, producto de un momento de ignorancia, mezclado con arrogancia, es una clase videograbada del Tecnológico de La Paz.

Para darle cierto aire mesiánico al asunto, me eché un clavado a la Biblia -no es que sea un católico practicante, ni busque respuestas a cada rato en ese libro– sino más bien, me obsesionó el asunto, y traté de darle magnitud al cagadero digital que se armó.

En el libro santo, lo apocalíptico sobra, es el mejor lugar para encontrar lo que buscaba, y lo encontré, hay por lo menos 39 versículos que hacen referencia a tormentas épicas; con granizo, con fuego, con vientos huracanados, con pasión, tormentas planetarias y divinas, tormentas que inundaron todo; en resumen ninguno me convenció, y terminé por escribir mi propio versículo:

Carta a los alumnos de Fundamentos de Derecho 01:01

“Y desde la bruma digital, una tormenta de memes, azotó con violenta tempestad y de un torbellino de llamas tronaban burlas, y todos los vientos del mundo, resonaron en insultos, durante las cuatro paredes virtuales de la clase Fundamentos del Derecho”. 

No quiero caer en una ofensa o arriesgarme a la excomunión, pero a poco no se escucha bien, así podría ser el versículo de mi propia Biblia Digital.

En fin, fue tal la pifia, que el caso de la “Fuente Bibliográfica” de la clase de Fundamentos del Derecho que se imparte en el Instituto Tecnológico de La Paz (ITLP), se hizo tendencia entre miles de temas en la internet.

«La gran mayoría de los docentes se han preparado con webinar ́ s, talleres y cursos de capacitación para hacerle frente a la modalidad en línea,  ella se pregunta con justa dimensión ¿y los estudiantes? no, ellos no se prepararon, mucho menos su familia».

Fue durante varios días una tendencia nada honorable, nada presumible, y muy, pero muy vergonzante, habrá que decir que un trending topic, se vuelve tendencia, cuando hay miles de menciones en un lapso de tiempo muy corto; pero además de las menciones las cuales son medibles, la tendencia se convierte en un tema de conversación, se intercambian puntos de vista genera debate, se hacen memes, videos y audios.

Pero el tema no solo se quedó en el intercambio de comentarios en redes sociales, brincó también a la conversación en medios de comunicación establecidos, se hizo nota; los medios buscaron a los involucrados y el asunto que inició, como un asunto de redes, terminó por convertirse en un asunto de interés público, tanto que inclusive en las conversaciones de café y de sobremesa allí estaba; en toda la extensión de la palabra, lo que pudo ser una clase cualquiera, derivó en una discusión pública que lamentablemente terminó en un escarnio durísimo en contra de la comunidad educativa del Tec.

Lo interesante es que más allá de los insultos, de las lágrimas y de la sangre derramada, se pueden discutir varios temas y profundizar en ellos, más adelante trataré de polemizar.

¿Pero qué fue lo que sucedió?, pudiera preguntarse alguien que ha estado ajeno a las redes en los últimos días, en breve explico: en medio de la clase de Fundamentos del Derecho, una alumna de nombre Laura Villalobos, encabezó una discusión con la maestra Guadalupe Martínez, ambas se enfrascaron en una discusión, pero de esas que se dan en el aula, quien ha dado clases en ese nivel sabrá que estos intercambios se dan cotidianamente; alumnado y maestros se miden, el maestro ubica a los alumnos que pudieran encuadrarse en “conflictivos”, y los alumnos tratan de desarmar al maestro, de evidenciarlo.

Son discusiones hasta cierto punto normales que se dan conforme avanza el curso, conforme se dejan tareas y conforme la materia se especializa más; a veces son triviales, y ahí quedan en el anecdotario; pero esta vez, se grabó y con la intención de denunciar, se publicó en Facebook, para evidenciar una supuesta falta de empatía y hostigamiento de parte de la maestra hacia los alumnos.

Hasta aquí la narrativa del caso pareciera indicar que: es otro caso que se podría dirimir entre alumnos y maestra; pero algo se rompió; al ser publicada la historia con un claro tono de denuncia, -en medio de la pandemia, ya estamos predispuestos a estas historias-, los usuarios leían y leían la denuncia, escuchaban y escuchaban los argumentos; y no daban crédito de que era todo lo contrario.

Los alumnos se evidenciaron; evidenciaron una alarmante ignorancia, una excesiva pedantería, y un muy limitado desempeño, a tal grado de desconocer y confundir el término de “Fuente Bibliográfica”.

En términos metafóricos, la fuente simplemente se desbordó, pero eso ya lo sabemos, lo que quiero destacar es que la pandemia ya nos predispone a consumir este tipo de historias, les damos clic y las aceptamos para observar un nuevo caso de bullying, de insultos o de pendejez humana.

Los usuarios no tuvieron empacho en dedicarle por lo menos unos 15 minutos en escuchar toda la denuncia, y en leer los textos, cuando en promedio le dedicamos solamente 3 segundos en el escroleo de la información.

Tras una sacudida, me pregunto si no estamos frente a una verdadera tragedia educativa inevitable; me pregunto: ¿es un síntoma de nuestro tiempo, único de este 2020, provocado por esta pandemia?; ¿el virus vino a derrumbar todas las estructuras de pensamiento y organización social?

Una de las estructuras más endebles es la educativa; detengámonos un momento, en los últimos 8 meses los esfuerzos de la humanidad se han centrado en encontrar una vacuna contra el virus, en contener la crisis de salud y lo que ha derivado en términos económicos; los gobiernos, las empresas farmacéuticas, las mentes más brillantes están enfrascadas en eso; y mientras tanto, la ciudadanía ha centrado su principal interés, en cuidar su salud y en cuidar su empleo.

«Los alumnos se evidenciaron; evidenciaron una alarmante ignorancia, una excesiva pedantería, y un muy limitado desempeño, a tal grado de desconocer y confundir el término de “Fuente Bibliográfica”.

Entonces ¿en dónde queda el proceso de enseñanza aprendizaje si estamos más preocupados por no contagiar a toda la comunidad estudiantil?, por que al final de cuentas, las medidas de la educación a distancia siguen siendo medidas sanitarias, medidas para contener el virus, no para expandir los conocimientos, entonces ¿la sana distancia vino a mejorar la calidad educativa?

Sigo con las preguntas: ¿Qué tan mal está el sistema educativo para que unos universitarios no sepan que es una fuente bibliográfica? ¿cómo llegaron a la educación superior así? ¿la educación a distancia limita en vez de aportar? ¿el modelo ya dio lo que tenía que dar? ¿Las instituciones educativas están rebasadas? ¿Alguna vez estuvieron preparadas? ¿Los alumnos están alienados? ¿es una falsa autonomía la que nos proporciona internet?

Si sumamos que el Tec no manejó bien la crisis, pues en poco tiempo el asunto escaló de nivel y ahora son el hazme reír de la educación superior del estado, pero lo van a superar, espero que sí, por el bien de la institución.

Yo por lo pronto, recordé a mis maestros y sí en la universidad hubiera confundido  que es una “Fuente Bibliográfica”, quizá no estaría aquí

Una maestra universitaria a la admiro muchísimo, planteó un argumento que aquí me gustaría exponer para cerrar:

La gran mayoría de los docentes se han preparado con webinar ́ s, talleres y cursos de capacitación para hacerle frente a la modalidad en línea,  ella se pregunta con justa dimensión ¿y los estudiantes? no, ellos no se prepararon, mucho menos su familia.

Para la comunidad estudiantil, aun en pandemia, están acostumbrados a recibir la información como si fuera un modelo presencial, lo que los lleva a ser sujetos pasivos; en esta modalidad -a distancia- ellos deben de ser sujetos activos, deben de investigar, buscar sus propias «fuentes», desarrollar un pensamiento crítico y reflexivo, cosa que no sucede.

Hago mías estas últimas palabras de la maestra universitaria: “A 8 meses hay un hartazgo, tanto de los alumnos como de los docentes, los alumnos tendrían también que desaprender para aprender”, durísimo.

Si estamos en un punto de inflexión y si, estamos frente a la tragedia del sistema educativo.

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