San José del Cabo, Baja California Sur.- El pasado 24 de diciembre, y en plena víspera de nochebuena, una mujer identificada como Edith “N” golpeó sin piedad a su mascota, una perra adulta llamada “Luna”, hasta dejarla al borde de la muerte.
No conforme con agredir brutalmente al dócil animal, su dueña la enterró viva en el patio trasero de su casa, ubicado en el fraccionamiento Villa Bonita, de San José del Cabo.
La intención de la inhumana jefa de familia, era que el canino terminara de morir asfixiado dentro de una zanja de la tierra.
Horas después de la agresión, y el posterior acto asesino, el vecino de la mujer homicida, alcanzó a escuchar el lamento de Luna, cuando la maltrecha perra intentaba sacar su cabeza del hoyo donde se encontraba atrapada para poder respirar.
El ciudadano activó la linterna de su celular para asomarse por la barda exterior del hogar de la agresora, y descubrió a Luna, semienterrada y buscando jalar aire utilizando su polviento hocico desde su sitio de cautiverio para conseguir sobrevivir.
Aún impactado por la escena, el vecino se apoyó en un grupo de Whatsapp de colonos vigilantes para alertar a más personas del horrendo caso de abuso y violencia animal.
En cuestión de minutos, una red digital de ciudadanos indignados se organizó para pedir apoyo a las autoridades policiales y dirigirse a la vivienda, donde se había efectuado el delito, para esclarecer y comprobar los hechos de los que habían sido informados.
Al ser sorprendida en la puerta de su propia casa por agentes de Seguridad Pública y miembros de una asociación de rescate y protección animal, Edith “N”, inicialmente negó las acusaciones en su contra, explicando que “Luna” había muerto horas antes debido a una enfermedad que la llevaba aquejando meses atrás, y que ella misma se había encargado de darle sepultura en el patio.
No obstante, los testigos notaron a la dueña del animal nerviosa e insegura en sus declaraciones, por lo que le preguntaron si podían pasar al área trasera de su hogar para cerciorarse de que la perra se encontraba descansando en paz.
La violenta maltratadora de animales no tuvo remedio más que abrirles las puertas de su casa a los agentes y defensores de los derechos de los animales, tras verse descubierta en la mentira.
Lo que vieron al ingresar al sitio externo de la vivienda fue una imagen de horror. Luna tenía su cuerpo cubierto de pesada tierra, y la cabeza por fuera, mientras agonizaba completamente sola y sufriendo de los efectos de las bajas temperaturas a la intemperie.
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El equipo de emergencia desenterró a la perra de la fosa donde había sido apresada, para llevarla inmediatamente a una clínica veterinaria con la intención de salvarle la vida.
El médico que recibió a Luna dio un pronóstico desolador. Tras ser examinada, Luna registró un severo cuadro de desnutrición y deshidratación, daño irreversible en sus pulmones, riñones e hígado, una hemorragia interna y desangrado de sus órganos vitales.
Para no alargar el sufrimiento de la perrita, y pronosticar nulas posibilidades de sobrevivencia, el veterinario decidió dormir a Luna con una inyección letal, para acabar con su dolor.
Al decretarse la injusta muerte de Luna, el colectivo en defensa de la vida animal, presentó una denuncia formal por el delito de maltrato animal en la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), en el momento en que decenas de ofendidos habitantes de San José del Cabo, realizaban una manifestación en las instalaciones del edificio de justicia penal, buscando que se castigue con todo el peso de la ley a la culpable del sufrimiento y deceso de la indefensa perra que había dejado de existir.