Policías levantan y torturan a empleado de Aliser en Comondú

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Ciudad Constitución, Baja California Sur.- A punto de apretón de cuello y trancasos, cuatro Agentes de Investigación de la Procuraduría General de Justicia del Estado(PGJE), tratan de esclarecer el misterioso robo de 150 mil pesos de la tienda Aliser, ocurrido el pasado lunes seis de abril, en calle Niños Héroes y Gustavo Díaz Ordaz, en la colonia Pueblo Nuevo, en esta cabecera municipal de Comondú.

Utilizando métodos de tortura que se creían erradicados con el nuevo modelo del Sistema de Justicia Penal en Baja California Sur, los agentes, dos hombres y dos mujeres, un día después del atraco, el pasado siete de abril, privaron de su libertad a un empleado del popular mini súper, identificado como Mario Aloy Agúndez Quintana, cuando en su día de descanso, salía de su domicilio particular acompañado de su esposa y sus hijos, ubicado en INVI Brisas del Valle.

Los agentes –según la denuncia penal presentada en su contra, bajo el número de expediente NUC 300/2020—a bordo de una camioneta color blanco pick up, emparejaron el vehículo del trabajador de ocupación carnicero y solicitaron que se detuviera.

Ya abajo, los tripulantes de la camioneta de modelo reciente, se identificaron como Agentes de Investigaciones de la PGJE, y quienes portaban camisas tipo polo, con los logotipos oficiales, solicitando que los acompañara para una entrevista respecto al robo de la tienda Aliser, accediendo, ordenando a su esposa que se devolviera a su casa, porque tardaría el interrogatorio, y subiéndose a la patrulla.

Los agentes arrancaron la unidad con rumbo a la calle 16 de septiembre, tomando luego el boulevard Adolfo Ruíz Cortínez, después la calle Obregón, y dando vuelta rumbo a la colonia Cerro Catedral.

En el camino, los agentes soltaron en forma intimidante que ya sabían que él se había robado el dinero de la tienda Aliser, donde trabajaba, lo que de entrada fue negado por el empleado.

Cuando se devolvieron pasaron por la calle Ignacio Zaragoza, deteniendo la patrulla afuera de la casa del señor Roberto López, bajándose el piloto de la patrulla, un hombre robusto, blanco, barba peliroja, y una de las mujeres agentes con huellas de acné en la cara, de apróximadamente 35 años.

No te hagas pendejo, ya te cargo la verga, y por el gerente, ya sabemos quienes participaron, más te vale que digas, no te hagas pendejo que tú fuiste, y nomás por eso te va cargar la verga”, gritaban textualmente, dos de los agentes.

Los agentes de investigación nuevamente subieron a la unidad, permaneciendo estacionada, diciendo el que estaba en el volante “ya déjate de pendejadas, mira con una llamada, yo hago que levanten a tu familia y se la echen, así de pelada y de huevos”.

El agente de sexo masculino moreno, cabello ondulado de apróximadamente 35 años, le sugería al conductor de la patrulla que hiciera la llamada para que “empapelaran a mi esposa”, y mis hijos, se los llevaran a la casa DIF.

Volteando a ver al empleado, el agente, expreso: “En este momento, van siguiendo a tu esposa y a tus hijos, eso que te digo es cierto, así que dime ya ¿Cómo estuvo el pedo?”.

El empleado respondió que el no sabía nada y expresaba “que quieren que les diga, si yo no sé, nada”, respondiendo el agente que conducía “ya déjate de mamadas”.

En esa estaban, cuando arribo un automóvil Nissan Sentra, bajando el conductor y una agente de cabello color plata, hablando entre 10 y 15 minutos.

Posteriormente, la mujer policía de cabello plateado, se sube a la unidad, pero esta vez al volante, sonando su celular que había dejado en la palanca de cambios, observando que decía Manuel Muñoz, y quien textualmente respondió: “Sí, aquí está, ya lo tenemos”, en eso se baja de la unidad para seguir hablando.

Cuando colgó el teléfono, la agente de cabello plateado, de complexión regular, de aproximadamente entre 30 y 33 años, se subió de nuevo a la unidad y condujo rumbo al CERESO, sin estacionarse en ningún lado, avanzó hacia la Colonia Vargas, posteriormente, regresaron a la colonia 4 de Marzo, tomando por la calle pavimentada rumbo a Palo Bola, sin hablar una sola palabra.

Llegado a ese poblado, la patrulla ingresa a una cocecha de espárragos, estacionándose frente a una casa, y donde el agente de barba pelirroja, citó textualmente: “Échale cabeza. Nosotros nos encargamos de investigar y te investigamos, sabemos que tienes antecedentes penales, y de qué son. ¿A poco crees que no te investigue?”.

Posteriormente, la mujer de cabello plateado, comenta: “Está pelada, mira, nosotros agarramos al primer responsable, y nos dijo todo, y a ese no no lo chingamos, por eso antes de que los compañeros, te hagan hablar mejor dinos ahorita, porque los compañeros te harán hablar y son mas cabrones que los agentes especiales Uris, así es que por tú bien, dinos como estuvo el pedo del robo, y te damos los beneficios que te comenté”.

Yo no sé nada, no sé de que me están hablando, lo único que puedo decirles es que yo y Blanca (una compañera), acabamos nuestros horario laboral, cerramos la negociación y la alarma no sonaba, eso ya nos había pasado anteriormente, y nos fuimos”, explicó.

Uno de los agentes preguntó: “¿Cuáles son los protocolos, cuando no suena la alarma?”, respondiendo que “se le avisa al gerente por parte de Blanca, encargada de eso, porque no fue la primera vez que la alarma no sonaba, eso ya nos había pasado anteriormente, por eso nos fuimos”.

La agente de cabello plateado, intervino, argumantendo que “no te hagas pendejo, tú sabías que no había alarma, y te voy a decir una cosa, los rasgos de rata, son igualitos a los tuyos, caminado, parado y todo”, contestando el empleado que “yo no sé nada”.

Los agentes arrancaron la patrulla, por lo que el empleado de Aliser, observa el tablero y se da cuenta que era la una y media de la tarde, y no lo llevaban a rendir su declaración a la Agencia del Ministerio Público.

La patrulla se dirige hacia la gasolinera Santa Cecilia, ubicada sobre la calle Reforma, topándose a su esposa que iba en el vehículo, y detrás de ella, el automóvil Nissan Sentraque había llegado con los agentes de investigación.

Ya para entonces el trabajador Mario Aloy Agúndez Quintana iba esposado y escoltado por dos agentes a los lados, dirigiéndose por un camino hasta salir por la Maseca, estacionando la camioneta y bajándose a orinar los agentes, y tras subir, cubren la cabeza con un suéter de color rosa al empleado de Aliser, propiedad de una de las mujeres agentes.

Los agentes comenzaron a decir que hablara del robo, porque sino “me iba a cargar la verga”, torturándolo psicológicamente.

Pasaron como 15 minutos, cuando repentinamente, el agente de complexión robusta y barba peliroja, lo toma del cuello y empieza asfixiarlo, gritando: “¡Habla verga! ¡Ya valiste verga!¡Ya te pusieron!”.

Alcanzado a ver entre el tejido del suéter, cuando el agente de complexión morena, tira dos golpes en la cara, y el que lo asfixia, le sigue hablando jalándolo del cuello, sintiendo un golpe de un objeto pesado en la cabeza, como una cacha de pistola.

Mas vale que hables”, le advertía el agente de barba peliroja, mientras el agente moreno, le tapaba la nariz con la mano y exclamaba: “¡habla hijo de tú puta madre!”.

En eso, el carnicero, sientiendo pavor y temiendo por su vida, preguntó: “¿Qué quieren que hable?, yo no sé nada”.

Después de terminar la tortura, los agentes arrancan la patrulla, y en el camino, las dos mujeres agentes, dicen que hable porque “de todas maneras, te va cargar la verga”.

En el trayecto, la patrulla se detiene nuevamente, y el agente de tez morena, propone entregar 50 mil pesos del robo, “y yo te tumbo la bronca en caliente”.

Déjate de chingaderas, nosotros también jalamos, podemos hablar y te tumbamos todo, sin pedos”, le dijo, respondiendo el empleado que él no sabía nada del atraco.

“¡Ah!, no jalas hijo de tú puta madre, pues te va cargar la verga culero”, amenazaba , golpeándolo con la cabeza con la mano, desatándose una nueva golpiza en la cabeza, por lo que pidió que pararan de golpearlo, pero nadie le hacia caso.

Por el contrario, uno de los agentes, le quito el suéter, y le colocó cinta canela en los ojos, y volvió a ponerle la prenda encima, amenazando con meterlo a una pila de agua.

La cinta desde luego se aflojó tras empezar a sudar, observando que estaba en la colonia Vargas, mientras lo golpeaban en la cabeza y le decían que era “un rata”.

Tras fallar con sus métodos de tortura, los agentes de investigaciones, retiraron la cinta al trabajador de Aliser, bajándolo alrededor de las 5 de la tarde frente a una casa abandonada que está por la purificadora de Max Montes, en la colonia Pueblo Nuevo, casi 5 horas después de haber sido privado de su libertad y torturado.

Cínicamente, los agentes todavía sugirieron al empleado no salirse de trabajar, porque “si ocupamos carne, te iremos a buscar para que nos des”, amenazando de que si intentaba alguna acciones legar contra ellos, irían por él.

La denuncia por el delito de privación ilegal y de tortura fue presentada el pasado 8 de abril en contra de los cuatro agentes de investigación de la PGJE, en la Agencia Especializada en Delitos Cometidos por Servidores Públicos.

Casualmente, el gerente y única persona que porta llave de la puerta de acceso de tienda Aliser, Erick Ramírez Meza, aparentemente está excluido de la investigación del misterioso robo, a pesar de apuntar como el principal sospechoso, por las siguientes razones:

1.- Es el único que tiene control de las llaves de los candados de la cortina metálica y la puerta principal de acceso.

2.- El día del robo, los candados de la puerta de acero, estaban semicerrados y la puerta interior, no tenía llave.

3.- El día del atraco, el gerente ordenó estacionar el carro de la empresa casualmente justo a la cortina metálica, cuando nunca había sucedido.

4.- El día del robo tampoco fue activada la alarma, lo que es responsabilidad del propio gerente.

5.- El gerente reportó el robo, pero nadie en realidad tiene la certeza sí guardó el dinero en la caja que dijo desapareció.

Peor aún.

En una videograbación de cámaras de seguridad, se pudo captar que una persona llega hasta la tienda, se pone detrás del vehículo estacionado y se ve como se sube la cortina aproximadamente medio metro, y después de salir, la baja y se va, lo que evidentemente fue planeado para evitar que los dos despachadores del turno de la noche, pudieran darse cuenta del robo, con la visión obstruida.

Aquí puedes saber todo sobre el jinete de un toro cebú que causo furor en Ciudad Constitución: https://metropolimx.com/jinete-montado-en-su-toro-cebu-causa-furor-en-ciudad-constitucion/

1 COMENTARIO

  1. También se ha metido a trabajar en otros lugares para robar también !! No es la primera vez!! Que bueno que porfin lo agarraron!!!

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