Cabo San Lucas, Baja California Sur.- En plena etapa de mitigación de la curva epidemiológica por el Covid-19, una familia rompió con la sana distancia, y salió del confinamiento domiciliario, únicamente para vandalizar el vistoso y atractivo paisaje natural del arroyo de El Salto, localizado a 1.8 kilómetros en línea recta al sur del aeródromo de este destino turístico.
Lo anterior fue denunciado a MetrópoliMx, después de que la familia originaria de Los Mochis, Sinaloa, subiera a sus redes sociales un set de fotografías posando en el área natural y donde “orgullosamente” aparecen pintarrajeados sus nombres en las enormes rocas.
Las personas identificadas como Esthela y Yesenia de apellido Rabago, habrían grafiteado sus nombres en color negro, y un texto en grande con la leyenda “Sinaloa”.
Inclusive en la parte inferior todavía tuvieron la desfachatez de marcar su hazaña, con un texto más pequeño que transcribe: “Familia Rabago”.
Así, y tras subir el reprobable recuerdo de su estancia en El Salto, una zona rica en vegetación, ríos de agua dulce, acantilados y enormes rocas, ampliamente visitada para el esparcimiento de los cabeños, las reacciones no se hicieron esperar en redes sociales, condenando el daño a ese ecosistema, y solicitando la reparación por parte de la familia sin principios ni valores.
Desde luego que el relajamiento de las autoridades en torno a restringir el movimiento social y castigar el desacato de la emergencia sanitaria, viene permitiendo que algunas familias, salgan de sus casas y vayan a zonas apartadas de la ciudad, como el caso de El Salto.
En ese punto, no solo la familia Rabago, plasmó su apellido en las enormes rocas, sino también la familia López Aguilar, quien dejó marcado su visita a la playa a un lado de una cruz esvástica, figura gamada que se identifica históricamente como un símbolo nazi, y una persona de nombre Ángeles Oropeza que “inmortalizo” su nombre en letras rojas acompañado de una flecha cruzando un defectuoso corazón del mismo color.
La misma acción fue repetida por “Koko”, quien decidió ampliar su seudónimo con enormes letras, dándole crédito a sus acompañantes “Jesús” y “Zoraida”, cómplices del ruin acto.