Abracadabra: El caso Colosio y el segundo tirador

Para los que hemos estudiado a fondo el Caso Colosio, el nombre de Jorge Antonio Sánchez Ortega, nos resulta familiar. Aparece en los legajos del magnicidio, ocurrido en marzo de 1994.

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De manera reciente, el Caso Colosio ha adquirido un nuevo aire, tras las declaraciones de la FGR acerca del llamado «segundo tirador«, en este caso, la persona de nombre Jorge Antonio Sánchez Ortega, ex agente del CISEN (Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional).

Para los que hemos estudiado a fondo el Caso Colosio, el nombre de Sánchez Ortega nos resulta familiar, pues aparece en los legajos sobre el asesinato de Luis Donaldo Colosio, ocurrido en Lomas Taurinas (Tijuana) en marzo de 1994.

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Su nombre y fotografías, también se encuentran en la serie de documentos Desclasificados, sobre la malograda investigación que efectuó el gobierno de esos años acerca del magnicidio. Trascendió que el 23 de marzo, fue detenido cerca del lugar de los hechos, Jorge Antonio Sánchez Ortega, originario de Sinaloa, por policías municipales de Tijuana, quienes al ver que tenía sangre en la ropa, efectuaron la detención, entregándolo a las autoridades correspondientes.

En la sede de la PGR en Tijuana, Sánchez Ortega fue careado con Mario Aburto Martínez (identificado como la persona que asesinó al entonces candidato Luis Donaldo Colosio), a quien dijo no conocer. Tras efectuarse la Prueba de Radizonato de Sodio, para verificar si el detenido había accionado alguna arma de fuego, esta dió positivo.

Era innegable que el resultado, aunado a la sangre en su ropa, era motivo más que suficiente para procesar a Sánchez Ortega, quien alegó que estuvo presente en el lugar, por instrucciones de sus superiores, que le pidieron informar lo ocurrido en Lomas Taurinas.

Sánchez Ortega, era un espía de la policía política de México, un hombre forjado al calor de los acontecimientos candentes del país, tales como rebeliones o levantamientos populares.

Sin embargo, no fue el único agente de alguna corporación de seguridad que estuvo presente, tal como alguna vez lo explicó Eduardo Valle «El Búho«, experto en seguridad, en el mitin de Lomas Taurinas, estuvieron presentes agentes de la Policía Judicial, Federal de Caminos, CISEN, sin dejar de mencionar los civiles que integraron los grupos TUCAN (Todos Unidos Contra Acción Nacional) y Porras y Vallas, a cargo del ex agente federal (de oscuro pasado) Federico de La Sota Rodalleguez.

Contrario a lo que muchos pensaban, Lomas Taurinas estaba sobrevigilado el día del magnicidio, incluso, se encontraba a unos metros el comandante David Rubí Gómez, del Grupo Táctico de la Policía de Tijuana, a quien sospechosamente, las autoridades federales le pidieron no intervenir, pero el agente ignoró las advertencias, presintiendo que algo muy oscuro sucedería esa misma tarde.

Los agentes municipales, detuvieron en las inmediaciones a Jorge Antonio Sánchez Ortega, quien inclusive, iba vestido de manera casi idéntica que Mario Aburto Martínez, llevando prácticamente el mismo corte de cabello y el bigote.

Días después de la detención, Sánchez Ortega fue liberado por «falta de elementos«, e incluso, para su liberación, las autoridades encargadas de resolver el caso, argumentaron que la presencia de la pólvora en las manos del agente, era producto de un «falso positivo«, algo totalmente absurdo.

En los documentos Desclasificados sobre el Caso Colosio, trasciende que Sánchez Ortega fue liberado por las presiones que ejerció la Secretaría de Gobernación sobre la Fiscalía, y una comitiva de altos funcionarios del CISEN, recibieron al detenido en Tijuana.

También, se supo que posteriormente del asesinato y su propia detención, Sánchez Ortega fue comisionado por la Agencia de Seguridad Nacional, a realizar otras tareas, ya muy lejos del ojo público. Sánchez Ortega, corrió con la misma suerte de otros agentes que se encontraban cerca de Colosio el día del asesinato, y que no pudieron explicar por qué razón fallaron en su encomienda de proteger la vida del entonces candidato.

Fue el caso de Domiro García Reyes, Jefe de Seguridad de Colosio, quien asombrosamente, fue premiado por el gobierno enviándolo a otras tareas e incluso, llegó a ser Director de Seguridad Pública en Veracruz. Lo mismo ocurrió con el militar Federico Reynaldos del Pozo, miembro del Estado Mayor y escolta personal de Colosio el día del magnicidio, que incluso, con los años, recibió los más altos honores militares.

Otros miembros del grupo de seguridad que fracasaron en su tarea de proteger a Colosio, fueron comisionados como escoltas de Raúl Salinas de Gortari, hermano del entonces Presidente Carlos Salinas de Gortari; continuaron su trayectoria ascendente, a pesar de haber sido indiciados en las diversas Carpetas de Investigación del Caso Colosio.

Todos los señalados como probables encubridores o sospechosos el día del magnicidio, fueron liberados por «falta de elementos«, incluyendo a Sánchez Ortega, cuyo nombre hoy salta a la palestra nuevamente.

Apasionante de fondo, el Caso Colosio, y todo el conjunto de la Averiguación Previa, es un mar de contradicciones y callejones sin salida, determinados así por las propias autoridades, para que nunca se encuentre toda la verdad.

Pero la sociedad ha dado ya su veredicto, la mayoría desconfían de la tesis del «asesino solitario«, saben y entienden que la muerte de Colosio, se tejió en los más elevados escalones del poder político, pues a esas alturas, representaba una piedra en el zapato para la continuidad del statu quo, la Nomenklatura del poder.

Como si se tratara de una apasionante novela de intrigas, el Caso Colosio, es una madeja interminable de acertijos, intrigas, errores periciales, e incluso, al menos 15 asesinatos posteriores relacionados con el caso: luego del magnicidio, fueron ejecutados en distintos momentos agentes federales, ministerios públicos, abogados y testigos. Sobresale el caso de quien fue director de seguridad en Tijuana, Federico Benítez, que fuera ejecutado y se sabía, realizaba su propia investigación sobre el Caso Colosio.

Sobre los asesinos materiales de Colosio, es muy probable, que en el lugar de los hechos hubiera más de un Aburto. Esto significa, que al menos tres, o más personas del sexo masculino, vestidos igual, con el mismo corte de cabello y bigote, estuvieron presentes en Lomas Taurinas como parte de una macabra estrategia muy bien hurdida.

Uno de esos «Aburtos«, sería también la persona de nombre Ernesto Rubio Mendoza, ejecutado a escasas horas del crimen contra Colosio, y cuyo parecido con Mario Aburto Martínez (identificado como el asesino solitario) era increíble.

De manera reciente, la FGR, a cargo de Alejandro Gertz Manero, giró una Orden de Aprehensión contra Jorge Sánchez Ortega, misma que fue frenada por un juez. Sánchez Ortega, goza de la protección de un grupo de ex agentes que integran una vasta red, sin embargo, su presencia y declaraciones, serían torales para continuar avanzando en el caso; al que le urge una reivindicación judicial, que contradiga la absurda verdad histórica.

*Fuentes: Informe sobre el asesinato de Luis Donaldo Colosio (legajos)

*Archivos Desclasificados.

 

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