Muchos países de Europa que reciben millones de turistas cada año, cuentan con una clase media sólida y bien estructurada que ofrece productos y servicios a los visitantes y disfruta de las bondades de esta industria.
Pequeños hoteles, restaurantes, cafeterías, tiendas de souvenirs, agencias de viajes, de tours y toda la gama de actividades dan empleo y bienestar a millones de pequeños propietarios y generan empleos.
En estas sociedades, mayormente se trata de cuidar la imagen urbana, la limpieza y la eficiencia de los puntos de atracción del turismo y se nota el compromiso con la ciudad que tienen quienes viven y trabajan ahí.
En tierras sudcalifornianas también existen miles de pequeños negocios que gravitan alrededor del turismo, pero esta actividad hoy esta severamente dañada por la pandemia que no da señales de disminuir. Es un hecho que de una u otra forma estaremos saliendo de la crisis sanitaria del COVID-19 en algún momento, para entrar de lleno a la crisis económica. La reactivación de la economía presagia un arranque lleno de dificultades para las empresas especialmente para las micro y pequeñas.
No será fácil volver a arrancar para los negocios, con deudas acumuladas, sin apoyos económicos de fácil acceso, con pérdida importante de clientes y hasta proveedores, muchos establecimientos es probable que abran sus puertas para cerrar definitivamente algunos meses después, si no logran retomar el ritmo de sus actividades de una forma redituable.
De acuerdo con lo declarado por el Secretario de Turismo, Miguel Torruco, la actividad turística en nuestro pais se reactivará completamente hasta el 2023. Este pronóstico obliga a todos los actores que participan de esta actividad a implementar medidas que les ayuden a paliar los efectos de la crisis, como es el reducir personal, acotar gastos, reorganizar procesos administrativos y prepararse para una afluencia menor de turistas en tanto no se supere la contingencia sanitaria.
En medio de toda esta incertidumbre sobre el comportamiento futuro de la economía en general y del turismo en particular, no se alcanzan a vislumbrar acciones concretas y claras de parte de los distintos niveles de gobierno para los empresarios. De reducir impuestos, tarifas de electricidad y otros apoyos, ni hablar.
Tendrán que ser los emprendedores desde sus propias organizaciones empresariales quienes exploren nuevas rutas para mantener a flote sus negocios.
Una forma de lograrlo puede ser que estas empresas generen comercio entre ellas, en lugar de hacerlo con las grandes cadenas comerciales o corporativos. Aunque ello pudiera eventualmente significar un incremento en el precio de los insumos que requieren para operar.
De entrada, la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados, CANIRAC, en todo el estado de Baja California Sur, podría establecer una alianza estratégica con la Cámara Nacional de Comercio, CANACO, local, para que los asociados de ambas agrupaciones generaran compromisos de proveeduría, lo mismo pudiera hacerse con otros giros como el de las tiendas de materiales para construcción, gasolineras, etc. A condición de que sus propietarios sean residentes locales. Tratando con esto de que el dinero que se genera en la plaza se quede aquí. En lugar de que se lo lleven fuera del estado las grandes empresas.
Esta interacción entre microempresarios puede serles de gran beneficio si aprenden a realizar actividades complementarias entre ellos y logran robustecer sus negocios a partir del consumo local.
Así ocurría en Los Cabos y otros municipios hace 20 años, antes de que llegaran los grandes corporativos.