Isla Margarita, Baja California Sur.- Sobre las aguas occidentales que conforman este  vasto océano de Baja California Sur, fue encontrado un longevo submarino que perteneció a la primera guerra mundial, y el cual encalló el 12 de marzo de 1920 en costas sudcalifornianas, según el reporte de registros históricos.

El impresionante hallazgo del buque de batalla, fue encontrado por un equipo de arqueólogos subacuáticos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), durante un viaje de exploración por los recónditos mares de esta península.

El Submarino USSH-1 Seawolf, según su historia, fue construido en 1909, y su misión principal era patrullar constantemente las costas atlánticas durante la confrontación bélica que sacudió al mundo. Este peculiar medio de transporte, es hasta el momento, el único submarino repleto de historia y de gran valor cultural, encontrado en aguas nacionales.

El desafortunado hundimiento del USSH-1 ocurrió en el mes de marzo del año 1920, mientras el submarino se dirigía a la base militar instalada en la ciudad de San Pedro, California, después de haber realizado un extenso viaje de millas náuticas, partiendo desde Long Island en Nueva York hasta recorrer todo el Canal de Panamá.

El buque, según la historia, llevaba a toda su tripulación de regreso a su país de origen, cuando sucedió la tragedia.

Hasta hoy, se desconocen las causas que propiciaron al capitán de la embarcación, James Reid Webb, a chocar de frente con una inmensa y fuerte formación rocosa que apareció de repente justo en las inmediaciones de esta Isla Margarita, en Baja California Sur, frenando el trayecto del submarino para siempre.

Esa noche, el submarino colisionó sin remedio, y comenzó a hundirse, obligando a su tripulación a realizar rápidas maniobras de supervivencia para abandonar el buque caído, y salvar sus vidas.

La fatídica fecha, quedaría grabada en la memoria de todos aquellos marineros extranjeros sobrevivientes de la catástrofe.

Después de ponerse a salvo, la tripulación que logró emerger de la zona de desastre, se contactó con las autoridades militares de su país para recibir atención médica, y ponerse bajo resguardo y seguridad en su embajada nacional. Ya atendidos, y puestos bajo protección, los marineros comenzarían las labores de extracción para sacar el submarino hundido del fondo del océano.

Hasta la zona del accidente arribaron numerosos barcos de la marina de los Estados Unidos para brindarles apoyo a sus compañeros y tratar de rescatar el buque.

A pesar de las extenuantes maniobras que lograron poner a flote durante algunos minutos al H-1, los cautelosos movimientos terminaron fallando, devolviendo al submarino al fondo del mar, el cual durante su caída se llevó consigo a 5 marineros que fueron arrastrados con el peso de la embarcación, falleciendo en el lugar sin que ninguno de sus compañeros pudiera hacer algo para evitar sus muertes.

Los cuerpos de los soldados caídos, fueron sepultados en la misma Isla Margarita, sin embargo, unos días después serían exhumados y repatriados a norteamérica, donde descansan sus restos.

Actualmente, el H-1 forma parte del gran rompecabezas histórico de la navegación sobre el Pacífico Mexicano, ese mismo que los grupos de especialistas de la Subdirección Subacuática del INAH, intentan armar, después del reciente hallazgo de los restos del submarino que forjó su leyenda en la primera guerra mundial.

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