La pesadilla de Iván

A tres años del impune acto que le dejó quemaduras en todo su cuerpo y la muerte de su padre, Iván pide justicia y castigo al culpable.

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La Paz/Baja California Sur/Noticias.- El 18 junio de 2018, quedó marcada como la fecha en la que la tragedia, cambiaría para siempre la vida de la familia Ruiz Gámez. Tres días atrás, Ernesto Iván Ruiz Valerio, había realizado un viaje en carretera partiendo de la ciudad de Culiacán, Sinaloa, con destino a Ensenada, en compañía de su hijo, Iván Francisco Ruiz Gámez, de 12 años.

Ambos, habían acordado recorrer la península de Baja California para celebrar el Día del Padre compartiendo la travesía.

Tras arribar a territorio fronterizo, comieron en un restaurante y descansaron algunas horas antes de continuar su aventura rumbo a Baja California Sur.

El padre de familia llamó por teléfono a un amigo que se encontraba en la misma región, para convivir y disfrutar la tarde. Se organizó un paseo a bordo de un vehículo todo terreno para experimentar un desafío en caravana hasta llegar a un rancho cercano a las dunas de Santa Rosalía, en el municipio de Mulegé, aprovechando el tradicional evento público que se desarrollaría en su histórica área desértica.

El deseo de padre e hijo era recorrer la península de Baja California para celebrar el Dia del Padre, antes de que la tragedia los alcanzara.

El conocido empresario y abogado, Roberto Eduardo Santiesteban Gutiérrez, que conservaba una amistad de varios años con Ernesto Iván, llegó a la cita con dos acompañantes para decirles a los visitantes que subieran en la parte trasera de su automóvil conocido como “Razor”, diseñado para andar en la arena.

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El transporte de aventura tenia varios galones llenos de gasolina sujetados de su compartimento. Como se planeó un largo viaje, se había incluido combustible de más para prevenir una eventualidad.

Padre e hijo se dieron cuenta que su amigo Roberto se encontraba en estado inconveniente.

El mismo les confesó que había bebido alcohol, durante una reunión previa al encuentro, pero que estaba en optimas condiciones para manejar.

Apenados por la presencia de otras personas, aceptaron subirse al vehículo, sin imaginarse que su recorrido tendría un trágico final. Mientras se dirigían a la zona de dunas a alta velocidad, el piloto le imprimía aún mayor fuerza al bólido que respondía con furia a la exigencia de su dueño.

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La imprudencia al manejar, combinada con la falta de pericia del conductor, debido al bloqueo de sus reflejos a causa de su estado etílico, provocaría una desgracia.

El todo terreno se volteó al impactar contra una zanja de tierra entre el arroyo de el Dátil y Laguna San Ignacio, tras haber realizado un salto en una rampa de arena. Comenzó a incendiarse casi al instante, dándoles pocos segundos a los tripulantes de reaccionar.

Pese a que los 4 hombres que iban a bordo salieron a tiempo del auto que era envuelto en llamas, Iván Francisco quedó atrapado sujetado por el cinturón de seguridad que rodeaba su pecho y cintura. Su padre se arrastró por el suelo para tomar aire, reincorporándose para volver al lugar y rescatar a su hijo.

Sin pensarlo, metió su cuerpo dentro de la caldera mecánica para zafar el cinturón y tomar a su vástago en brazos, logrando extraerlo del fuego que ya había causado serios estragos en el cuerpo del menor.

Fue en ese momento, que la lumbre llegó hasta el sistema de gasolina del auto, provocando una explosión. Ernesto Iván recibió de forma directa todo el estallido que posteriormente lo llevaría a la muerte.

El 18 de junio de 2018, quedará marcado en la memoria de Iván como el día en su vida cambió para siempre.

Pese a ser auxiliado por dos de sus acompañantes que cubrieron su cuerpo con arena y agua de mar para apagar el fuego que lo rodeaba, el padre de familia no reaccionó. Los anfitriones del paseo no contaban con botiquines de primeros auxilios.

Las dos víctimas fueron trasladadas en un Buggy que formaba parte de la caravana para ir de pueblo en pueblo buscando un centro medico para ser atendidas de inmediato. La situación de emergencia llevó a los rescatistas hasta el Hospital General de Ciudad Insurgentes, en Comondú.

El diagnóstico fue desolador. Se indicó que el niño sufrió graves quemaduras en el 90% de su cuerpo y su progenitor fue declarado en código rojo por múltiples heridas.

Doctores en turno, ordenaron la hospitalización inmediata de los dos pacientes en una clínica de La Paz.

Los familiares fueron enviados a la capital del estado para recibir atención especializada de urgencia.

En todo momento fueron supervisados por personal de salud en su trayecto a La Paz. Al ser internados y puestos bajo observación, Ernesto Iván, empeoró su condición clínica. Fue sometido a una traqueotomía, luego de presentar problemas de respiración.

El proceso quirúrgico ya no lo aguantó, falleció a las tres de la madrugada del día siguiente al accidente.

Con el fallecimiento de Ernesto Iván, comenzaron los trámites para preparar los servicios funerarios del hombre acaecido e iniciar con el proceso de rehabilitación del menor lesionado.

Seria Roberto, el hombre que conducía el vehículo que explotó quien le daría la mala noticia a la viuda y madre del joven sobreviviente. Desde Sinaloa, y bajo el cuidado de sus otros dos pequeños hijos, Paloma Gámez Ponce escuchó las palabras que le partieron el corazón.

Aún en estado de shock y sumida en una terrible depresión, la madre tomó el primer vuelo a La Paz, para acompañar a su hijo en un indescriptible dolor. Luego de una conmovedora visita al área de terapia intensiva para ver a Iván y desahogar toda su pena, Paloma asistió al velorio de su esposo, para darle el último adiós.

El 21 de junio de 2018, madre hijo dejaron el hospital para abordar un avión con destino a Sacramento, California.

Las gestiones de apoyo entre las clínicas locales con el Hospital Shriners, unidad especial en Estados Unidos para niños y adolescentes que sufren de quemaduras de alto riesgo, hicieron posible el registro de Iván para comenzar un tratamiento personalizado y recuperase de las secuelas del incendio.

Iván Francisco, sufrió graves quemadura en el 90% de su cuerpo tras el accidente donde falleció su padre.

Siete meses y 30 cirugías reconstructivas después, Iván comenzó nuevamente con la movilidad de sus extremidades y extendió la sanación de sus quemaduras en más del 70% de su cuerpo.

En enero de 2019, el joven fue dado de alta. Madre e hijo volvieron a México, dispuestos a que se hiciera justicia en el terrible caso que les arrebató a su padre de familia.

Al parecer, la justica en Baja California Sur y en nuestro país no tiene cabida para quienes se ostentan como amigos de actores políticos”, confesó Paloma Gámez a través de sus redes sociales tras la llegada a su tierra natal, refiriéndose directamente al culpable de la tragedia y muerte de su esposo, Eduardo Santiesteban Gutierrez, actual Presidente del Comité Ejecutivo Estatal del organismo político “México Organizado”.

Durante tres años, el responsable de los hechos ha librado todos y cada uno de los citatorios a declarar ante el Juez, luego de una denuncia formal interpuesta por la mujer afectada ante instancias en materia de justicia, y la apertura de una carpeta de investigación que ha sido suspendida sospechosamente por intereses propios del autor del homicidio imprudencial.

De acuerdo al número de expediente: SRL/381/2018 fue anulado el seguimiento de la investigación por los delitos de homicidio, lesiones calificadas y omisión de auxilio, en contra de Roberto Santiesteban Gutiérrez y en agravio de Ernesto Iván Ruiz Valerio e Iván Francisco Ruiz Gámez.

Hasta el momento, las denuncias no han surtido efecto para hacer justicia en el caso que le desgració la vida a toda una familia.

Paloma Gámez, declaró frente al Ministerio Publico que ha presentado querellas, ratificaciones de las denuncias hechas en Culiacán y La Paz, y hasta quejas realizadas en las Comisiones de Derechos Humanos por el posible encubrimiento de la Procuraduría General de Justicia de Baja California Sur, y por la complicidad del Sub Procurador Regional de Procedimientos Penales, Manuel Romero, y los agentes del Ministerio Público adscritos a la Unidad de Atención Temprana en La Paz, Raúl Ochoa y Luis Ivan Macías, para beneficiar y otorgarle impunidad al responsable del caso.

La dependencia encargada de aplicar la justicia en el estado, además de los servidores públicos mencionados –según el testimonio de la madre de familia- se volcaron en todo momento de lado del abogado litigante para que no sea procesado por el delito.

¿Qué he recibido como respuesta?, nada. No hay avances, no hay responsables, solo influentísimo y falta de tacto, de empatía hacia la tragedia de una familia que se quedó sin sustento económico y moral”, reclamó la desesperada mujer a 36 meses de la fatalidad que dejó heridas imborrables y traumáticos recuerdos en el núcleo familiar.

En memoria de su padre, Iván Francisco pide la intervención de las autoridades para que se haga justicia, y que esta no sea solo aplicable al antojo de las más altas esferas del poder.

Las huellas del accidente que siguen visibles en su piel, le recuerdan a cada momento que debe alzar la voz para que su caso no quede impune, y que sobre el responsable de la muerte de su padre recaiga todo el peso de la ley.

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