Previamente al proceso electoral del 6 de junio, los investigadores alertaron sobre la tercera oleada de contagios del Covid-19, después de las elecciones en 15 estados de México.
Los investigadores de las principales universidades mexicanas y extranjeras presentaron escenarios hipotéticos de cómo y de qué manera, podrían afectar las reuniones masivas y mítines políticos, en caso de no establecerse medidas sanitarias acorde a la pandemia.
Los escenarios dibujados por especialistas apuntaban a la tercera oleada, si no se tomaban oportunamente medidas restrictivas en las campañas.
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Lo que hicieron los especialistas fue tomar los datos de crecimiento que ya registraba la tasa de contagios, sacando los valores, eliminando los parámetros más altos y los más bajos, generando un intervalo de confiabilidad en todos los casos, lo que finalmente arrojo información de un repunte.
Previo al proceso electoral, el Instituto Nacional de Elecciones emitió un reglamento de medidas sanitarias que fue aprobado por la Secretaría de Salud, incluido buscar un ambiente seguro el día de las votaciones en las casillas, pero la realidad de todo esto fue otra.
Desafortunadamente, el organismo autónomo no tomó medidas restrictivas contundentes respecto areuniones masivas y mítines políticos que desde luego sabemos conllevaba bastante riesgo la simple interacción entre grupos de personas.
Fue prácticamente débil, complaciente y permisivo.
Por eso es evidente que tanto los candidatos como las campañas en general fueron los grandes dispensadores de los contagios, porque sus propias actividades requerían de hablar con cercanía y reunir núcleos de personas.
Los candidatos fueron personas que tuvieron relación y contacto con mucha gente en cada rincón del país hasta el último momento de las campañas.
En el caso de Baja California Sur, la tercera oleada del Covid-19, comenzó a dibujarse desde a mediados del mes de mayo, cuando las campañas entraron en un punto de total descontrol.
El primer golpe de esta ola llegó desde hace dos semanas a Los Cabos, cuando finalmente pudo ser confirmado un crecimiento lineal en las tasas de contagios combinada con el espaciamiento de la nueva cepa conocida como la “variante india”.
Lo que hoy está ocurriendo en Los Cabos, es un escenario que el personal médico de todas las instituciones de salud, había visto con bastante preocupación, cuando los candidatos, buscando mostrar musculo político, organizaban reuniones y mítines sin medidas sanitarias y sin sana distancia.
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Como era de esperarse, los síntomas del Covid-19, comenzaron a presentarse en decenas de personas que rápidamente corrieron al hospital al punto de generar un caos en las clínicas de San José del Cabo y Cabo San Lucas.
Las llamadas áreas de Covid, habían sido físicamente “achicadas” en Los Cabos, porque en promedio se estaban recibiendo 30 personas diariamente con síntomas del Coronavirus.
Hoy, y tras las campañas, la cifra de personas contagiadas, se fue al triple, tanto así que el personal médico, no logra darse abasto, y en promedio están dejando de consultar a 40 personas por cada turno.
Los enfermos son regresados a sus casas, con el evidente riesgo de seguir esparciendo el virus en el transporte público o personas con las que tienen contacto físicamente.
Por eso, algunas instituciones como el IMSS, tras verse superados, solicitaron apoyo de personal médico, algunos de los cuales comenzaron a llegar a Los Cabos, provenientes de la Ciudad de México y Puebla, máxime cuando el número de contagios subió a mil 402 casos en ese destino turístico, 782 en La Paz, 59 en Comondú y menos de 20 en Loreto y Mulegé.
La tercera oleada no solo viene afectado a las personas que hicieron caso omiso de las medidas sanitarias en las campañas, sino ahora se llevan entre los pies al personal médico que tiene que estar 12 horas diarias con su equipo de protección puesto.
Entonces, el caos es doble, por un lado, los pacientes de Covid-19, y por otra, los médicos que no se puede quitar el equipo, deben de pasar muchas horas sin poder tomar agua, ir al baño y aguantar el sudor debajo de los trajes, padeciendo calor, ardor y dolor de la presión ejercida por la mascarilla y los googles.
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